Libérate de la culpa
Todos conocemos la incomodidad o malestar internos que se genera cuando sentimos culpa, algunas veces es bueno ya que nos ayuda a corregir y modificar actitudes con las cuales ha venido ese sentimiento a nosotros. Es como un “termómetro” que nos indica si hemos hecho algo “incorrecto”, y lo pongo de esta manera con comillas porque aunque algunas veces es claro que es un comportamiento incorrecto ya que hemos lastimado a alguien, otras veces tiene que ver más con ideas, creencias o prejuicios que tenemos sobre nosotros mismos.
La culpa, nos dice Silvia Salinas, es “un estado de pelea entre la persona que somos y la idea que tenemos de cómo deberíamos ser y actuar”. Esta definición me parece muy acertada ya que muchas veces nos generamos culpas que nada tienen que ver con la realidad, siguiendo creencias o prejuicios que ya sea nuestros padres o adultos o personas a quienes les creímos nos dijeron algo en la niñez, que no nos valoraron y validaron tal como somos.
Y está bien aceptarnos como somos, cada uno somos diferentes y tenemos un valor único y especial, aceptarnos como somos no quiere decir que no podemos cambiar, es simplemente que me veo y me acepto como soy para así poder ver cuáles son mis fortalezas y cuales mis debilidades para así decidir en qué quiero mejorar.
Para poder cambiar y construir algo nuevo primero necesitamos verlo, aceptarnos como somos, con lo que tenemos y no tenemos, con lo que hay en este momento en mi, reconocernos valiosos por lo que somos y solo así podremos ver lo que queremos modificar o cambiar en nuestra vida.
Nadie me hace sentir culpable o me lastima o me daña, soy yo quien lo permito, si yo comparto el mismo pensamiento del otro es cuando me afecta, pero que pasaría si una persona viene y me dice algo que cree, y si yo no comparto su pensar o su sentir, no hay manera de que me afecte. Aquí lo importante es conocer cuáles son mis fortalezas y saberme lo suficientemente valioso para no engancharme con las ideas, creencias o prejuicios de los demás.
A mi me ha ayudado mucho el observar los pensamientos que tengo cuando me siento culpable o incómoda y revisar:
1.- Si es verdad
2.- Si es una idea mía o de alguien más
3.- Si es una realidad.
Muchas veces o más bien la mayoría de las veces ni siquiera es real lo que estás pensando. Trata de identificar qué pensamientos son los que tienes y si en realidad son acordes a tu pensar actual o son de alguien más. Cuando puedes identificar esto dejas de juzgarte y esto permite que te liberes y crees un propio concepto real, libre de juicios y verdadero de ti mismo.
Cuando nos aceptamos tal cual somos, sin juicios, perfectos e imperfectos al mismo tiempo, maravillosos, aceptándonos a cada momento sin pelearnos por cambiar es cuando el amor, la compasión y la gratitud vienen a nuestro encuentro y es cuando los cambios suceden.
Cuéntame tus experiencias y cuáles son tus estrategias para liberarte de la culpa…